Varanasi

Vida y muerte en el río sagrado


Y de nuevo en India somos la atracción y no dejan de sacarnos fotos. Jóvenes y familias enteras nos piden que posemos con ellos, mientras que otros intentan fotografiarnos a escondidas. Nos sentimos como famosos. No se admiten comentarios sobre la foto de la izquierda.


Tras 15 interminables horas de tren litera que compartimos con cientos de personas, llegamos a Varanasi, una de las siete ciudades sagradas del hinduismo y una de los principales lugares de peregrinación en India.


Esta ciudad es impactante, fascinante, mágica y expira espiritualidad por todos las esquinas. Lo que vemos en esta ciudad no lo hemos visto en ningún otro sitio del mundo.


La ciudad cuenta con más de un centenar de ghats, nombre que reciben las escaleras de piedra que descienden hasta el Ganga (Ganges) y que reúnen a cientos de personas cada día en un ritual purificador para expiar los pecados. Al amanecer y al atardecer se pueden ver a mujeres, hombres y niños metidos en el río, protagonizando un ritual diario. Se bañan, hacen la colada, lavan los coloridos saris que luego dejan secar, ¡y se lavan los dientes en el agua!. Mientras en la orilla discurre la vida: los jóvenes juegan al críquet, se reúnen en animadas charlas.... Teniendo en cuenta que el Ganges soporta unos niveles de contaminación desorbitados, no deja de sorprendernos la naturalidad con la que llevan a cabo sus quehaceres diarios, mientras nosotros evitamos que ni una gota del río nos toque.


Por cierto, vemos a dos animados y decidimos turistas que no dudan un segundo y se meten al río. A día de hoy no sabemos qué fue de ellos, si estarán purificados de por vida o se desintegraron como una aspirina efervescente. Y es que el aspecto del Ganges es peor que el de la de la ría de Bilbao hace treinta años. El color es indefinible, flotan en sus aguas objetos no identificados como animales muertos y cadáveres humanos. Los búfalos se refrescan en sus aguas y es el vertedero de toda la basura.


Los ghats de Mani Karnika y Harischandra son los crematorio principales. Y no dan abasto. Durante todo el día vemos cómo preparan las piras con maderas y van quemando cadáveres envueltos en telas, a la vista de todo el mundo. Nos comentan que las cifras pueden llegar hasta 400 personas al día venidas de todas las partes de India. Está prohibido sacar fotos pero damos fe que es impactante. Al parecer las castas también tienen su importancia tanto a la hora de situarse para la cremación, como la cantidad de madera necesaria para ello. Es el primogénito que vestido de blanco y con la cabeza rasurada se encarga de prender fuego a la pira, acompañado del resto de familiares masculinos. No hay lágrimas, ni muestras de dolor. De nuevo presenciamos la naturalidad con la que asumen la muerte. Y no vemos ninguna mujer en el ritual. Nos explican que se debe a, cita textual: “las mujeres son de corazón débil y pueden llorar”. Ahí queda eso. Las cenizas son lanzadas al río, mientras que otras veces cuerpos enteros, atados a una piedra para que se sumerjan en el fondo, son depositados en el agua. Vida y muerte conviven en el río sagrado.



Y al atardecer la luz y la espiritualidad se apoderan de Varanasi. Cada noche los ghats acogen una ceremonia de agradecimiento al río sagrado. (Foto). Se depositan velas en el río para atraer al buen karma. Un ritual que nos parece contradictorio ya que mientras veneran al río, luego son capaces de depositar toda la basura en el mismo. Contradicciones de la India.


Varanasi es un lugar fascinante. La orilla del río está repleta de magníficos palacios, la mayoría de ellos en un estado ruinoso y es una pena porque este lugar con su espiritualidad única en el mundo, podría ser todavía más mágico.

Y en este lugar especial nos ocurre una curiosidad. El pasado octubre conocimos en un hostel de Buenos Aires a Gaurav, un chico indio de Delhi muy simpático que llevaba fosilizado en el hostel un tiempo. Era muy popular en el establecimiento por el tiempo que llevaba allí. Paseando por Varanasi ¡nos encontramos con él!. ¿Casualidad?. Nos quedamos alucinados por la coincidencia, algo imposible, ya que él también está de visita. Nos vamos a cenar con él y nos cuenta algunas peculiaridades de la vida en India. Nos explica que el papel de las mujeres es el de cuidar de sus hijos y toda la responsabilidad del éxito del vástago recae sobre ellas. Nos comenta también que la sociedad india está fundamentada en la familia y “lo que ocurre entre las cuatro paredes de una casa, no lo sabe nadie”.




Próximo destino: Nepal.
2 Responses
  1. Lander Says:

    Lorea la nueva diva de Bolliwood!!! En tu salsa, eh???


  2. gorka Says:

    CUENTAME.....vaya modelitos que tienen los indios estos...y la Lore en plan DIVA total...and the BOSCAR GOES TO....FLOWER-MAHAL....


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