Hong Kong



¿Hong Kong es China?

Aunque el 1 de julio de 1997 se retiró la bandera inglesa de Hong Kong, esta ciudad goza de un régimen diferente al resto de China. No hace falta visado para entrar, tiene su propia moneda el dólar de Honk Kong, mientras que en el resto de China se utiliza el Yuan Renminbi que significa "moneda del pueblo", e incluso el idioma es diferente al resto del país. Nada más poner un pie en esta inmensa ciudad queda claro que se aplica el modelo administrativo conocido como "un país, dos sistemas", consistente en el mantenimiento de un sistema económico capitalista bajo la soberanía de un país de ideología oficial comunista.

Hong Kong es una mega ciudad vertical y de grandes contrastes, con espectaculares rascacielos que casi tocan las nubes y que incluso triplican en número a los de Nueva York. Grandes rascacielos que se alzan junto a un enjambre de destartaladas viviendas al más estilo chino, que proliferan como champiñones en cualquier recoveco. Esto se debe a que Hong Kong se ha quedado sin espacio para construir, de hecho ha ganado terreno al mar. Esta ciudad es una maraña de edificios, grandes centros comerciales y un tráfico de locura que contrasta con el sistema de metro muy sencillo y muy cómodo. No entendemos cómo otros países del mundo no copian este sistema ya que hasta un niño podría utilizarlo. Callejeamos contagiados por el ritmo frenético de Hong Kong, saboreamos la cocina típica, nos estrenamos con los palillos e Ibon aprovecha para cortarse el pelo. Una china meticulosa le rapa bien las melenas. ¡Ya era hora!.

En Hong Kong no vemos el sol. Una neblina perenne encapota la ciudad todos los días. Pero lo que nos queda claro es que representa un punto estratégico a nivel comercial, ya que el tráfico marítimo de barcos repletos de contenedores que entran y salen es incesante .
En esta ciudad se puede tramitar el visado para entrar en China con un permiso de 30 días. Cuanto más pagues, más rapido te lo tramitan. Peculiariades de un país comunista. Nos alojamos en el hostel más cutre en el que hemos estado en estos ocho meses. Pero es el más barato ya que Hong Kong de barato no tiene nada de nada. Las habitaciones están separadas por sexos y a Lorea le toca una compañera de litera, Maria, una china muy simpática, ¡que guarda un balde de agua debajo de la cama!. Nos vamos con la intriga y sin conocer el uso que le da al barreño. Lorea esperaba atenta cada noche por si a Maria le daba por pescar o sacar peces del balde.

Con el visado chino en la mano nos vamos de Hong Kong. Pasamos los trámites de aduana y el funcionario no reconoce a Ibon en la foto del pasaporte. Se lo llevan a una habitación para que un "experto" chino en reconocimiento facial verifique que el Ibon es el de la foto. Sale riéndose porque siguen sin estar seguros de que es el mismo. ¿Será el corte de pelo estilo Hong Kong?.

Entramos en China y aquí empieza la marcha. Tergiversando las palabras de la profesora de Fama: "Queréis viajar, pero viajar cuesta. Y aquí (en China) es donde vais a empezar a aprender a viajar. Con sudor". Nadie habla una palabra en inglés, todo los carteles están en chino, el lenguaje corporal y los gestos son diferentes a los nuestros .... ¡¡¡Ahhhh!!!. ¡¡Socorro!!, ¡esto es una chinada!. Solo para comprar un billete de tren.... nos las vemos y deseamos. Las colas son interminables, ya que hay que contar que se acerca el Año Nuevo chino y toda la peña, es decir, trillones y trillones de chinos se desplazan porque tienen vacaciones.... ¡que ilusión!. Además nadie nos entiende, menos mal que tenemos una guía que está escrita también con caracteres chinos y vamos con ella en la mano señalándoles dónde queremos ir. Poco a poco tiramos hacia adelante. Pero dudamos si hemos comprado un billete a nuestro destino o si apareceremos en la otra parte del país. Quién sabe. Todo está en chino.

Llegamos a Guanzhuo, otra mega ciudad donde todo el mundo empieza a mirarnos con curiosidad. Se trata de un punto con muy buenas conexiones para empezar a movernos. El chico del hostel nos advierte que va a ser muy difícil obtener un billete de autobús o tren a cualquier sitio ya que en estas fechas es prácticamente imposible. Nos armamos de paciencia y nos vamos a la estación de autobuses con un papel escrito en chino con nuestro destino. Y ¡bingo!. Tras pasar ventanilla por ventanilla y pelearnos con los vendedores a los que no entendemos ni palabra, conseguimos un billete de autobús a nuestro próximo destino, Xinping. Objetivo cumplido.

Próximo destino: Xinping.
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