Torres del Paine (Chile)


El precio del paraíso


Mi Argentina querida, ¡cuánto te vamos a echar en falta!. Dejamos este país con la sensación de que nos hemos reído mucho con los argentinos. Son buenos conversadores a los que les gusta hablar de todo, de la situación de su país, de política, de fútbol, de la vida. En definitiva, como decía Mafalda, los argentinos practican su deporte favorito: protestar. Y es que se pasan el día quejándose por todo pero sin perder el sentido del humor. Se ríen de todo, hasta de nuestra crisis, diciéndonos: “¿crisis?, vosotros no sabéis lo que es una crisis con una inflación del 1.000%”. Y cuanta razón tienen. “El Corralito” de 2001 acabó con muchas de las ilusiones de los argentinos que miran el futuro con cierta suspicacia. “Nos volverá a pasar”, vaticinaban muchos, incapaces de confiar en los políticos que gobiernan su país.


Dejamos a los simpáticos argentinos y a sus deliciosas parrilladas y llegamos a Chile para visitar el famoso Parque Nacional de las Torres del Paine. Y aquí empieza nuestro enfado. Torres del Paine es sinónimo de pagar, pagar y pagar por todo. Nos enfadamos y nos mosqueamos porque no puede ser que haya que pagar hasta para disfrutar de la naturaleza. La entrada al parque cuesta la friolera de 15.000 pesos chilenos, ¡¡¡¡unos 20 euros!!!. Por supuesto es el precio para extranjeros, porque los chilenos no pagan más que 4.000 pesos. ¿Injusto?, consideramos que sí.



A pesar de todo el Parque Nacional es una verdadera maravilla, pero a veces por estar en el paraíso también se paga un alto precio y nunca mejor dicho. Pretendemos quedarnos varios días para concluir la famosa caminata conocida como “W”, pero al final nos decantamos por una “U”, acortando la estancia. Y es que los precios de los refugios nos quitan las ganas de quedarnos más días. Dormir en una cama, sin sábanas, ni mantas, ni calefacción y tan sólo con tu saco de dormir, cuesta 32 dólares por persona y eso en el más barato, porque había otros de 45 dólares por persona. A sacar cuentas. Y si quieres desayunar o cenar, a sacar la billetera. Increíble. También tienes la posibilidad de dormir en una tienda de campaña, pero por supuesto cuesta dinero y encima hace un frío que mata. En definitiva, que las Torres del Paine, nos tocan los …. ¡Ah!, y desplazarte por el parque, dado que las distancia son muy amplias, también supone un desembolso. El catamarán que atraviesa un lago cuesta la friolera de 15 euros por persona. Y todo así. Dentro del parque hay unos hotelazos de alucinar. Mejor no preguntar las tarifas. Disfrutar de la naturaleza es una maravilla, pero no a estos precios.


Muchos chilenos nos dijeron que no conocían las Torres del Paine porque no podían permitirse pagarlas tarifas. Lógico. Un ejemplo de la desproporción de este parque: desplazarse en autobús de Puerto Natales a las Torres del Paine que está a 1 hora de distancia cuesta 20 euros, mientras que del mismo sitio a Punta Arenas que está a casi 4 horas, el billete costaba 12,5 euros. No se puede abusar de esta forma ya que van a conseguir el efecto contrario, espantar a la gente. Y teniendo en cuenta que El Chaltén (Argentina) es también una maravilla de la naturaleza, pero disfrutarla es gratuito.


Así y todo y después del rapapolvo, reconocemos que las Torres del Paine son espectaculares. Grandes moles de granito nevadas se yerguen majestuosas ante el imponente Glaciar Grey. Durante tres días disfrutamos de la naturaleza que nos brinda la oportunidad de ver las torres totalmente despejadas, pero nos vamos con un sabor agridulce: una maravilla natural, inaccesible a todos los bolsillos. Una pena.



Próximo destino: Barquito por los fiordos chilenos.

El Calafate - El Chaltén


El polaco que bebía kalimotxo

Se huele, se escucha, se siente, se admira, te atrae. Te vas acercando y la brisa te acaricia la cara anunciando que algo extraordinario está por ocurrir. Admiras los tonos del hielo que van cambiando de color. Escuchas cómo se va quebrando el hielo. Sientes que una gran masa helada te espera. Es el glaciar Perito Moreno que se muestra en su máximo esplendor. Pasamos horas y horas embelesados admirando el gran espectáculo de hielo que tenemos frente a nosotros, esperando que un gran trozo se desprenda, provocando un ruido atronador. Sin duda alguna el glaciar Perito Moreno está vivo y te atrae. Sin duda es una de las grandes maravillas de la naturaleza. Es uno de los dos únicos glaciares del mundo que no está retrocediendo por el cambio climático. Esta circunstancia se debe a que el glaciar más famoso de Argentina cuenta con un microclima. Nos vamos al glaciar con Jorge, un gaditano muy simpático con el que coincidimos en el autobús y con el que compartiremos los próximos días. Con Jorge viaja también, Tino, un alemán asentado en Holanda.


Desde El Calafate los cuatro nos vamos a El Chaltén para hacer un poco de trekking por el espectacular Parque Natural de los Glaciares que alberga los famosos picos Fitz Roy y Cerro Torre. El Chaltén es un pueblito de unos 400 habitantes que nació hace unas décadas debido a los montañeros que se acercaban a esta zona atraídos por la espectacular naturaleza. Nada más llegar la atención es impecable. Los responsables del parque nos reciben y nos entregan un mapa con todas las alternativas de trekking que tenemos. Y todo gratuito. Algo casi impensable por esta zona tan turística.

 
En El Chaltén es muy importante el clima. Admirar estas montañas con un sol radiante es imprescindible ya que si está nublado no se pueden apreciar en su total esplendor. Y aunque no todos los días, el tiempo nos acompaña para admirar estas moles de granito nevadas, rodeadas de glaciares y lagos que le aportan una grandiosidad al paisaje.


En el hostel donde nos hospedamos coincidimos con Arek Mytko más conocido como Antonio, un polaco loco cuya aventura nos deja sin palabras. Antonio es el protagonista de una expedición que lleva a cabo en solitario y sin ayuda externa, bautizada con el nombre de Triatlón Patagónico. Las dos primeras fases las había concluido con éxito pero haciendo frente a grandes dificultades. La primera gesta del polaco consistía en realizar 2.000 kilómetros en bicicleta por la ruta 40 hasta El Chaltén. La segunda parte de la aventura del polaco loco pasaba por atravesar en solitario 400 kilómetros por el hielo continental. Debido a una fuerte tormenta con vientos de hasta 100 kilómetros por hora, perdió su equipo, el dinero y casi la vida. Se encontraba cogiendo fuerzas para afrontar la tercera y última parte de su aventura patagónica consistente en cruzar en kayak el estrecho Magallanes y el Canal de Beagle hasta Ushuaia, una distancia de 800 kilómetros en la que iba a invertir un mes acompañado únicamente de su embarcación. Todo un personaje con el que nos reímos mucho.



La última noche que pasamos en el hostel y como despedida de Antonio, celebramos una fiesta vasco-polaca, consistente básicamente en beber chupitos de vodka y litros de kalimotxo. El ambiente fue inmejorable y nos juntamos un buen grupo. Al día siguiente, antes de abandonar El Chaltén, nos despedimos del polaco loco y le deseamos toda la suerte del mundo que sin duda la iba a necesitar. El polaco cuenta su aventura en su página web www.triatlonpatagonico.com.

Nos vamos encantados con El Chaltén ya que ha sido uno de los lugares más espectaculares para realizar trekkings que hemos visitado y sobre todo por la “buena onda” del hostel. Todos los recorridos muy bien señalizados y gratuitos. Recomendable cien por cien.


Próximo destino: Torres del Paine (Chile)

Puerto Madryn




La encantadora de ballenas


Érase una vez una princesa que se comunicaba con las ballenas. Utilizaba una especie de silbido para encantarlas y conseguía que bailasen en el mar.



Nos dirigimos a Puerto Madryn, la puerta de entrada a la Península Valdés, un lugar idóneo para avistar ballenas, pingüinos, toninas y leones marinos. Llegamos a Puerto Pirámides y Prefectura Marítima ha cerrado el puerto y hasta que las condiciones del mar no sean las idóneas, los barcos para avistar ballenas no zarpan.

 
Esto ocurre a diario y hay días en los que no se levanta el veto de salir al mar. Por lo tanto, tan sólo queda esperar. Y tenemos suerte porque a media tarde embarcamos en un pequeño barquito. Pero la mar está bastante picada y nos da la bienvenida con una buena ducha de agua salada. A pesar de los chubasqueros, no nos libramos de una buena calada. Mientras el barco da fuertes golpes contra el mar, Lorea le mira a Ibon y le dice que no le gusta nada. Pero como confía en el capitán, decide que es mejor que no cunda el pánico.
El mar se calma y llega el momento para ver las ballenas. Y no se hacen esperar. La primera aparece con su ballenato. ¡Increíble ver una mole de estas características paseándose pegada al barco!. Aunque parezca que somos nosotros los que vamos a verlas, realmente las que nos observan son ellas. Y avistamos otra que pasa por debajo del barco como si jugase con nosotros. ¡Son espectaculares!. Es muy emocionante ver a estos animales tan cerca que casi los puedes tocar con las manos. Lorea utiliza una especie de silbido para atraer a los cetáceos al barco y da resultado. Entonces la gente que nos acompaña en el barco le emplaza a seguir silbando. El encantamiento da sus frutos. A pesar de la ducha de agua salada nos vamos con un buen sabor de boca porque hemos conseguido comunicarnos con las ballenas.
 

Al día siguiente seguimos con nuestro plan de avistar más fauna local. En Punta Tombo cogemos otro barco, esta vez con la mar en calma, y vemos las toninas, una especie de delfín pequeño, muy juguetón que da grandes saltos junto a la embarcación. Son unos animales muy originales que nunca habíamos visto. En el puerto vemos también leones marinos nadando tranquilamente. Y después nos tocan los pingüinos que se encuentran en una inmensa pingüinera donde hay más de medio millón. Unos están incubando los huevos en sus madrigueras, otros pegándose un chapuzón en la playa, otros haciendo el amor, unos dormidos o jugando y otros cruzándose a tu paso. Están incubando sus huevos en las madrigueras hasta que llegue el invierno, momento en el que emigran hasta la costa de Brasil. Nuestro “safari marítimo” ha sido todo un éxito.





Próximo destino: El Calafate.

Bariloche


Bariloche nazi


¿Y si Hitler no se suicidó en su bunker de Berlín tal y como cuentan los libros de historia?, ¿y si el Führer llegó a la Patagonia tras huir de Alemania y arribar a la costa argentina en submarino?, ¿y si el lugar elegido fuese Bariloche, un tranquilo y pintoresco pueblito patagónico?. Entre chocolaterías y un paisaje de estación de esquí, Bariloche esconde un secreto. El periodista y escritor argentino Abel Basti afirma en su libro “Bariloche nazi-guía turística” que Hitler y su amante Eva Braun, tras huir de Berlín en 1945, se instalaron en una finca a orillas del lago Nahuel Huapi a la que sólo se podía llegar por lancha o en hidroavión.

Esta es su teoría que explica en el libro, pero lo cierto es que existen fehacientes pruebas de que dirigentes nazis huyeron en submarinos hasta Argentina. Prueba de ello es la historia del ex capitán de las temidas SS Frich Priebke, extraditado de Argentina a Italia en la década pasada, por su responsabilidad en el fusilamiento de unas 300 personas. Priebke vivió en Bariloche donde presidió la Asociación Cultural Germano-Argentina. El periodista recoge en su libro fotografías que aportan pruebas del paso de criminales de guerra nazis como Borman y Mengele por Bariloche.


Llegamos a este turístico municipio y está jarreando, algo normal por esta zona donde el tiempo es impredecible. Es curioso pero las predicciones meteorológicas no sirven para nada en la Patagonia. Nadie se atreve a dar un pronóstico del tiempo, ni siquiera para el mismo día y en 24 horas pueden sucederse las cuatro estaciones. Por lo tanto en la Patagonia la previsión del tiempo siempre es: variable.

Y como buenos vascos, hacemos amigos. En el hostel conocemos a dos norteamericanos con los que aprovechamos para hacer unas caminatas alrededor del lago Nahuel Huapi, un paisaje salpicado de montañas y lagos al más estilo suizo. También mantenemos algunas charlas con ellos sobre el mundo y nos explican que en su país constantemente les venden lo inseguro que es Sudamérica y sobre todo Bolivia y Perú. Entonces te das cuenta las cosas que hacen los yanquis en aras de su seguridad nacional.

Y como buenos vascos, aprovechamos la estancia en Bariloche para salir de juerga con un norteamericano, un suizo Benja, un argentino Facundo. Y nos vamos a un boliche. Nos damos cuenta que los seis que compartimos habitación en el hostel ¡estamos de juerga!, ¡no queda nadie en la habitación!. En la discoteca nos llaman la atención los dos seguratas con chalecos antibalas al más estilo “Hombres de Harrelson”.


Al día siguiente ponemos rumbo a El Bolsón, un pueblito mucho más tranquilo que ofrece la posibilidad de hacer caminatas muy agradables. Nos alojamos además en un hostel precioso situado junto al río donde dormimos como bebés. Conocemos a una pareja de catalanes, Marc y Ester, con quienes recorremos el “Cajón azul”, una agradable caminata que discurre por la vereda de un río de un color azul intenso. Al día siguiente nuestras compañeras de caminata son dos chicas argentinas muy simpáticas, Vichi y Silvia. Con ellas compartimos los próximos días en El Bolsón. Vichi nos deleita con una cena típica alemana, receta aprendida de sus abuelos de origen alemán, y Silvia que es profesora de tango nos explica la historia y el significado del baile típico argentino y nos enseña incluso unos pasos. Pensábamos que el tango es una expresión folklórica dirigida al turismo, pero Silvia nos explica que los jóvenes argentinos acuden los fines de semana a boliches a bailar tango. ¡Ah!, en Argentina los libros son muy baratos. Que alguien tome nota.


Próximo destino: Puerto Madryn.