En prensa

Salimos en prensa

¡Y somos los protagonistas!. DEIA ha publicado nuestra aventurilla a lo grande, en contraportada, donde siempre se insertan los temas curiosos y de interés mundial, como es el caso. Está claro, una vez de “desnudarse”, hacerlo a lo grande. Y el artífice de que por una vez una periodista sea el centro de la noticia, un viejo conocido, Iban Gorriti, compañero de fatigas. Hoy en día no es muy habitual leer reportajes currados, más que nada por las limitaciones que nos encontramos los periodistas, pero éste realmente se ha cocinado a fuego lento, con esmero y sobre todo con cariño. Y eso se agradece mucho. Nos hemos sentido protagonistas de esta historia que al fin y al cabo es nuestro sueño. Un sueño que estamos viviendo con los ojos muy abiertos. Gracias compañero por hacernos un poco más felices de lo que ya somos.

http://www.deia.com/2009/10/19/ocio-y-cultura/que-mundo/como-darle-la-vuelta-al-mundo

Río de Janeiro






Con una sonrisa de ventaja


Río de Janeiro es sinónimo de buen rollo, cachondeo y marcha en el cuerpo. Sus habitantes, los cariocas, son una especie en extinción en este mundo tan serio y al que le falta una buena dosis de humor: siempre sonríen, parece que se conocen todos a pesar de que son varios millones, no tienen complejos, rinden culto a su cuerpo y sin duda llevan el ritmo bajo su piel.



Desde que llegamos a esta gran urbe, Río nos recibe con una sonrisa y donde pensábamos pasar cinco días, nos quedamos doce. Nos alojamos en un hostel que nos recomienda Arnaitz, el hermano de Ibon, que está cerca de una de las favelas de la ciudad. Favelas, por cierto, con vistas de cinco estrellas. Aunque en una primera impresión casi desheredamos a Arnaitz por meternos en un barrio así, finalmente resulta ser un lugar increíble con unas vistas espectaculares al mar.


Río de Janeiro respira buen humor que contagia a quien le visita. Y es una ciudad que baila. Los cariocas son sin duda los mejores en mover el trasero. ¿Y la playa?, un lugar de culto, donde se relacionan como si fuese Goien para nosotros. Y nadie esconde su cuerpo, todo lo contrario, lo exhiben sin complejos. Están acostumbrados a mostrar su piel y esto provoca que sean más desinhibidos. Río nos encanta. En 2016 acogerá probablemente los Juegos Olímpicos más divertidos de la historia, una cita que arrebata a Madrid por una sonrisa de ventaja.


En Río no hay tiempo para aburrirse y visitamos todo los visitable: subimos al Pan de Azúcar en el caro teleférico y ascendemos al Corcovado para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad bajo la atenta mirada del Cristo Redentor. Está considerado una de las siete maravillas del mundo, pero aunque el Cristo es de unas dimensiones descomunales, lo que realmente impresiona son las espectaculares vistas. Nos subimos a un viejo tranvía para pasear por la zona bohemia, Santa Teresa. Aprovechamos también para tumbarnos en sus famosas playas con la intención de mezclarnos con los cariocas, aunque misión imposible, más que nada porque se nota de dónde venimos por las dimensiones de nuestro bañador y biquini, sin los comparamos con los que llevan ellos. Y cómo no, nos vamos a ver un partido de fútbol a Maracaná, el estadio más grande del mundo. El fútbol es otra religión para los cariocas que viven este deporte con pasión y todo al módico precio de 5 euros. Qué tomen nota en San Mamés.



El sábado por la noche es también un buen momento para tomarle el pulso a esta ciudad. Es como la Semana Grande de Bilbo: todos en la calle, bailando, pero bailando de verdad. Y te das cuenta de los rígidos que somos por mucho que lo intentemos. Está claro que para esto hay que nacer.


Pero Río también muestra su lado negativo: el de la seguridad. Por algo se jacta de ser una de las ciudades más peligrosas con unos altos índices de violencia. Y aunque en ningún momento nos sentimos inseguros, es cierto que hay algunos aspectos que no pasan desapercibidos: los autobuses urbanos cuentan con cámaras de seguridad, algo que no habíamos visto en ningún otro sitio y llevan el eslogan: “sonría, usted está siendo filmado”. Bloques de viviendas que se asemejan a fortalezas con fuertes medidas de seguridad y unos vallados que ni en la Casa Blanca. En definitiva, Río de Janeiro nos contagia su buen humor y es nuestra entrada a un país que se mueve sin complejos y a ritmo de samba.

Próximo destino: costa brasileña.

Cataratas de Iguazú



Bajo la luz de la luna
Yguasu significa en guaraní “agua grande” y realmente las Cataratas de Iguazú hacen gala de su nombre. Destinamos dos días para visitar este impresionante paraje, una jornada para la parte argentina y otra para la brasileña. Y es que merece la pena visitar los dos lados, ya que al ser las de Argentina las cataratas más espectaculares, se aprecian mejor desde la parte brasileña.

En el Parque Natural de Argentina destaca “La Garganta del Diablo”, donde confluye la mayor masa de agua. Es impresionante la fuerza que tiene este preciado bien que dibuja un paisaje digno del mejor espectáculo natural. El parque brasileño, por su parte, es más pequeño pero permite admirar en todo su esplendor el lado argentino. Es curioso, pero es necesario realizar todos los trámites fronterizos tan sólo para unas horas.

Nos enteramos que el parque argentino se abre al público las noches de luna llena con un número limitado de visitantes. Por este motivo decidimos alargar nuestra estancia un día más para coincidir con tan señalada fecha ya que no queríamos desaprovechar esta oportunidad inigualable. Recorrer las pasarelas sobre el agua bajo la única luz de la luna y en un silencio sepulcral fue una experiencia sobrecogedora. La única compañía que tuvimos en el recorrido fue el ruido del agua y el de los animales que habitan en el parque. Y si de día no nos mojamos en la “Garganta del Diablo”, y eso que íbamos bien provistos con chubasqueros, por la noche a “Lucifer” le dio por escupir litros y litros de agua que nos dejaron como pollos a remojo. Por supuesto nuestros chubasqueros se quedaron en el hostel. Parecía como si nos hubiesen echado baldes de agua por encima. Pero la calada realmente mereció la pena. Además tuvimos mucha suerte porque se avecinaba una gran tormenta que logramos esquivar por escasas horas. A lo lejos vislumbrábamos los rayos de la tormenta que se iba acercando poco a poco. Al día siguiente dejamos Iguazú bajo la lluvia. Esa noche, seguramente, no habría paseo bajo la luna. Dejamos Argentina para regresar dentro de unas semanas.

 Próximo destino: Río de Janeiro (Brasil).

Cafayate



La Ciudad Sagrada de Quilmes

Tras empaparnos de la impresionante historia de las momias de Salta, pasear por sus calles y conocer su animada vida nocturna, decidimos alquilar un coche para tres días con la intención de recorrer tierras norteñas. Y llegamos a Cafayate que es famoso por sus vinos, muchos de ellos conocidos internacionalmente como por ejemplo el torrontés que por supuesto degustamos. Es la Rioja-Alavesa de Argentina y es una zona que está rodeada de viñedos y bodegas. Para llegar cruzamos el Parque Nacional de los Cardones, una zona árida plagada de cactus de dimensiones desproporcionadas.


Y Cafayate nos depara otra sorpresa: a unos 50 kilómetros se encuentran las ruinas de Quilmes. Muchos siglos antes de la llegada de los invasores, esta ciudad fue el centro de desarrollo social y cultural de la comunidad india de Quilmes, donde se encuentran además los centros ceremoniales y los restos de los que murieron en la defensa del territorio ante la invasión colonial, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia de la Nación Diaguita ante la invasión extranjera. Aunque cuando llegaron los Incas a este territorio convivieron en armonía, la comunidad de Quilmes ofreció una gran resistencia a los colonizadores. Concretamente necesitaron 130 años para derrotar al pueblo indígena. Es por ello que para los locales esta extensión toma el carácter de “Ciudad Sagrada” y como legítimos herederos solicitan la restitución de su patrimonio ancestral que les fue expropiado y explotado para fines comerciales sin su consentimiento.

Para los integrantes de la Nación Diaguita “El Territorio” es el lugar que ocuparon miles de años antes de la conquista. Al parecer y según nos explican los locales, en 1977 el estado expropió al pueblo de Quilmes 206 hectáreas de tierras tradicionales y se entregó la concesión de las mismas a un empresario que construyó un hotel con piscina y que utilizaba las ruinas para su propio interés, todo ello sin el consentimiento de la comunidad. Tras un largo proceso judicial, se rescindió el contrato al empresario y aunque la comunidad reclamó en reiteradas ocasiones el sitio sagrado, no fue hasta 2008 cuando decidieron tomar posesión de la Ciudad Sagrada entrando en las instalaciones y expulsando al empresario. Desde entonces se encargan de mostrar al visitante la ciudad, aunque el museo y el hotel están cerrados hasta resolverse el proceso judicial. Si a alguien le interesa recabar más información sobre la comunidad india de Quilmes existe una web: http://www.comunidadindiaquilmes.org/.


Tras recorrer la zona de Cafayate nos aventuramos a realizar en coche el famoso recorrido del Tren a las Nubes. Se trata de una locomotora de carbón que sale desde Salta y llega a San Antonio de los Cobres, adentrándose en parajes impresionantes a más de 4.000 metros de altura. Este tren sólo sale los sábados y como no coincide con nuestra estancia, decidimos hacerlo en coche, ya que la carretera discurre paralela a las vías. El recorrido es atractivo por unos caminos sin asfaltar, pero San Antonio de los Cobres nos defrauda ya que carece de interés. Y deshacemos el camino para regresar a Salta, donde nos espera el hostal de César y Sara que nos tratan como si fuésemos sus propios hijos. Es por ello que casi nos sentimos como en casa.


Próximo destino: Cataratas de Iguazú.