Trekking Annapurna


Acariciando el cielo

Edmund Hillary y el sherpa Tenzing coronaron el Everest el 29 de mayo de 1953. En 2006 el neozelandés dijo los siguiente: “creo que la actitud hacia el ascenso al Everest es bastante horrorosa. La vida humana es mucho más importante que llegar a la cima de una montaña”.

Nepal es el escaparate de los mejores trekkings del mundo. Dispone de una red de senderos que durante siglos fueron utilizados por porteadores, comerciantes, peregrinos, montañeros y lugareños. Realmente los senderos son antiguas rutas de comercio que hoy en día son utilizados por montañeros dispuestos a estar un poco más cerca del cielo y también por los lugareños que viajan de los pueblos a las ciudades.

Y es que Nepal es el techo del mundo, por algo cuenta con ocho de las cimas más altas del globo. Estas montañas son sagradas para los nepalíes y no hay más que descifrar sus nombres para darse cuenta de ello. Por ejemplo, Manaslu significa “montaña del espíritu”; en nepalí Everest es Sagarmatha o “la frente del cielo” o Annapurna que es la “Diosa de la abundancia”, mientras que Himalaya es la “morada de las nieves”. El Machhapuchhare que significa”cola de pez”, es la única montaña virgen que nunca ha sido escalada por ser considerada sagrada por los nepalíes.

En estas montañas hay infinidad de opciones, desde caminatas de unas horas, hasta trekkings de varias semanas. Nosotros nos decantamos por uno de seis días por las faldas del Annapurna y se nos quedó corto porque nos encantó. Nos adentramos en pueblitos de piedra colgados a más de 2.000 metros de altura, aldeas escondidas entre las montañas que cada mañana amanecen con el espectáculo más grandioso: moles de piedra nevadas de más de 7.000 metros de altura que casi acarician el cielo.

Nos cruzamos con porteadores que suben y bajan cargados con kilos y kilos de bienes de primera necesidad y van como si fuesen de Tabira al Casco Viejo, acostumbrados a cargar durante horas. Los nepalíes se ganan a pulso el calificativo de duros como las piedras.

En el camino dejamos atrás pueblitos con nombres como Sudame, Ulleri, Ghorepani o Chuile, entre otros. En Ghorepani ascendemos al Poon Hill de 3210 metros de altitud, mientras que en Jhinudanda nos relajamos de una dura jornada en sus aguas termales. Y en Ghandruk nos encontramos con un encantador pueblito de casas de piedra.

Es una zona muy preparada para los montañeros y con un mapa pormenorizado de la zona es suficiente. Nos sorprende que el recorrido esté tan bien preparado para caminar y es que no te tienes que preocupar por encontrar un sitio para dormir, ni siquiera para beber algo. En el camino te topas con numerosas guest house o albergues que los lugareños han acondicionado junto a sus casas. Se puede dormir por 1 y 2 euros los dos y muy dignamente, aunque luego la comida es un poco más cara. Pero es normal, hay que subirla. Los lugareños agudizan el ingenio para buscarse la vida. Y sorpresa, nos duchamos hasta con agua caliente. Increíble.

Cada día andamos entre cinco y seis horas. No está mal teniendo en cuenta que apenas hay tramos lisos. Subir y bajar interminables escaleras de piedra construidas por las manos del humano. Y nos preguntamos: ¿cómo pudieron unir kilómetros y kilómetros de escaleras en estas condiciones, donde la carretera más cercana está como mínimo a seis horas andando?.

Pero el esfuerzo merece la pena. Estar alejado de toda civilización te recompensa con dormir horas sin ruidos, amaneciendo con el canto del gallo y no ver un vehículo a motor en seis días. El único medio de transporte son las mulas y los burros. Y por supuesto, el ser humano. Nos cruzamos en el camino con niños y niñas ataviados con sus uniformes escolares que cada día andan hasta dos horas de ida y otras tantas de vuelta para ir a la escuela. Y nos encontramos con unos campechanos lugareños que nos abren las puertas de sus casas.

Por la tarde nos sorprende algún chaparrón, pero no nos molesta. Porque tras la tormenta llega la calma. Las montañas se despejan. El espectáculo es digno de emocionarse: los picos más altos del mundo se abren paso entre las nubes, majestuosos. Es como estar tocando el cielo.

Próximo destino: Gorkha y Bandipur.

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