Puerto Madryn




La encantadora de ballenas


Érase una vez una princesa que se comunicaba con las ballenas. Utilizaba una especie de silbido para encantarlas y conseguía que bailasen en el mar.



Nos dirigimos a Puerto Madryn, la puerta de entrada a la Península Valdés, un lugar idóneo para avistar ballenas, pingüinos, toninas y leones marinos. Llegamos a Puerto Pirámides y Prefectura Marítima ha cerrado el puerto y hasta que las condiciones del mar no sean las idóneas, los barcos para avistar ballenas no zarpan.

 
Esto ocurre a diario y hay días en los que no se levanta el veto de salir al mar. Por lo tanto, tan sólo queda esperar. Y tenemos suerte porque a media tarde embarcamos en un pequeño barquito. Pero la mar está bastante picada y nos da la bienvenida con una buena ducha de agua salada. A pesar de los chubasqueros, no nos libramos de una buena calada. Mientras el barco da fuertes golpes contra el mar, Lorea le mira a Ibon y le dice que no le gusta nada. Pero como confía en el capitán, decide que es mejor que no cunda el pánico.
El mar se calma y llega el momento para ver las ballenas. Y no se hacen esperar. La primera aparece con su ballenato. ¡Increíble ver una mole de estas características paseándose pegada al barco!. Aunque parezca que somos nosotros los que vamos a verlas, realmente las que nos observan son ellas. Y avistamos otra que pasa por debajo del barco como si jugase con nosotros. ¡Son espectaculares!. Es muy emocionante ver a estos animales tan cerca que casi los puedes tocar con las manos. Lorea utiliza una especie de silbido para atraer a los cetáceos al barco y da resultado. Entonces la gente que nos acompaña en el barco le emplaza a seguir silbando. El encantamiento da sus frutos. A pesar de la ducha de agua salada nos vamos con un buen sabor de boca porque hemos conseguido comunicarnos con las ballenas.
 

Al día siguiente seguimos con nuestro plan de avistar más fauna local. En Punta Tombo cogemos otro barco, esta vez con la mar en calma, y vemos las toninas, una especie de delfín pequeño, muy juguetón que da grandes saltos junto a la embarcación. Son unos animales muy originales que nunca habíamos visto. En el puerto vemos también leones marinos nadando tranquilamente. Y después nos tocan los pingüinos que se encuentran en una inmensa pingüinera donde hay más de medio millón. Unos están incubando los huevos en sus madrigueras, otros pegándose un chapuzón en la playa, otros haciendo el amor, unos dormidos o jugando y otros cruzándose a tu paso. Están incubando sus huevos en las madrigueras hasta que llegue el invierno, momento en el que emigran hasta la costa de Brasil. Nuestro “safari marítimo” ha sido todo un éxito.





Próximo destino: El Calafate.
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